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-Tengo que dejar de atropellar gente. No soy lo suficientemente famoso como para librarme.

Bender Doblador Rodriguez

martes, 4 de septiembre de 2012

Niggaz Rolling in Gigia city: Tribeca

Bueno, seguimos con nuestra sección de análisis a los sitios nocturnos de Gigia City, y vamos con uno de los más paradigmáticos. Tribeca. La panacea, lo inigualable, el no-va-más. Aquí en la Guarida somos muy de criticar esta anodina discoteca con nombre de barrio neoyorkino, pero reconozcamos que seguimos acudiendo semanalmente como moscas a la mierda, aunque solo sea para estar por los aledaños del local y fajarnos un buen bocadillo de pollo con lechuga tomate y mayonesa por 3,70. Hace 3 años cuando abrió este rincón, la locura se aprovechó del sector pijo recalcitrante de Gijón - "uy lo que me ha dicho, yo voy a tribeca y no soy pijo" Si, ya. -  e ir a esta discoteca se convirtió en un acto casi obligatorio; era la inercia la que te llevaba allí. A día de hoy eso ha cambiado ligeramente, aunque no del todo: seguimos yendo, porque los chavales son muy majos, e igual hay algún amigo por allí, y es un sitio bien montado, y está tan bien construido que no se te cae el techo encima. Una maravilla de la arquitectura oiga, un sitio imprescindible. Pues no.


Y pese a todo, Tribeca tiene muchas virtudes. Su colocación al lado de San Agustín era clave para atraer al público infantil. Ya saben, esa gente que va al Alimerka a las 5 y media para comprar una botella de vodka malo y hacer que van chuzos dos horas más tarde para posteriormente pedir un carnet a tu colega que se parece en el blanco de los ojos e intentar engañar al portero. Era sencillamente patético, pero todos hemos pasado por ello; simplemente es una época de tu vida de la que te avergüenzas como si fueses una belieber. El sitio por dentro no está especialmente mal. El que antes era el piso de arriba estaba un poco mucho fuera de lugar, así que no duró demasiado tiempo y ahora es parte del Copas Rotas (sitio que recomendamos con vehemencia desde La Guarida de la Ratatopo), una zona VIP en una discoteca VIP no pega mucho. El piso del medio a mi siempre me ha parecido algo demigrante, no acabo de saber por qué. Quizás sea por la decoración tan hortera que tiene. La parte de abajo ya me gusta más, se acerca a lo que debe intentar parecerse una discoteca, aunque obviamente la música es lo mismo de siempre pinchado además por un individuo que se cree Fatboy Slim. Las copas están además más baratas que en su teórico rival con el que compite en mal gusto musical: el sala 20. La mayor virtud que tiene es que al ser de gente mayoritariamente pija, los gitanos se quedan fuera. Y a mi los pijos me caen bien, pero los gitanos no.

Quizá lo que más enerva de Tribe es su condición de sitio paradigmático y esencial de Gijón cuando no es más que lo mismo de siempre puesto de otra forma. Aún recuerdo el furor de la gente cuando se inauguró; el esnobismo imperante indicaba que ante la falta de un sitio gijones que pudiese cubrir las necesidades de reunir a todos los del club de la camisa en un mismo sitio, había que ir a Oviedo: aquel maravilloso lugar donde los gitanos no existen, el alcohol no es garrafón y por la calle te regalan tripis a precio de saldo. Una vez inaugurada la discoteca aquí, la necesidad de ir a la capital solo se hacía patente en fechas señaladas. La aparición de Tribeca había hecho de Gijón -otrora gente analfabeta y pueblerina que tenía que ir a La Ruta a los bares como unos pelagatos cualquiera - una nueva cosmopoli renovada y a la moda. Los fancys de Gijón ya tenían un sitio en el que perrear agusto con lo nuevo de Juan Magán. ¿Que sería de nosotros sin Tribeca, de que local nos reiriamos cada sábado para volver 7 días más tarde con el rabo entre las piernas?

Probablemente no hayan ustedes entendido muy bien este texto. Yo tampoco.


Pero el tribeca no llega al aprobado.

PD: Que en un post sobre el Tribeca no haya escrito ni una vez la palabra "postureo" dice mucho acerca de mi nulidad para esto.

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