Estaban el cannábico melenas y O Mafioso de cariño dando unos toques antes de un partido, cuando encolaron el balón en el tejado. Inmediatamente salieron los equipos al campo y se inició un minuto de silencio, motivo aprovechado por el cacique para tratar de desencolar el balón y proclamar a los cuatro vientos:
"Eh, ahí hay un palo que puede valer"
Más tarde el hermano del cannábico melenas le recriminó al cacique su pérfida acción, como debe ser.
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